CHISTES ADULTOS en ROSARIO |
Un muchacho se pone de novio con una chica judía y luego de un tiempo, deciden casarse. Pero para lograr eso tenía que pedirle permiso al padre.
Una vez en la casa de ella, el padre le explicó:
- Nosotros somos judíos y acostumbramos antes de dar el permiso para una boda, a tener en claro si el pretendiente sabe como aprovechar al máximo los recursos.
Por esa razón, si te quieres casar con mi hija, tendrás que pasar una prueba.
Y poniendose de pie, tomó una fruta del centro de la mesa y se la entregó al novio de su hija diciendo:
- ¡Toma esta manzana y regresa mañana!
El muchacho, bastante confundido, salió de la casa con la manzana. Al día siguiente, regresó.
- Muy bien. -dijo el padre de la novia. - ¿Que hiciste con la manzana?
- Pues la comí porque tenía hambre. -contestó el muchacho.
Ante esta respuesta, el padre replicó.
- ¿Te das cuenta? ¡Eso está muy mal!
Y agregó:
- Nosotros los judíos pelamos la manzana y con su cáscara hacemos un licor buenísimo. Luego partimos la manzana en dos, una mitad se la damos a los pobres
y la otra la compartimos con nuestra familia. Y después la mitad de las semillas las vendemos en el mercado y la otra mitad las plantamos.
¿Te das cuenta como aprovechamos al máximo los recursos?
Al ver la cara de consternación del muchacho, dejó pasar unos segundos y luego agregó.
- Bueno, para que veas que tambien somos considerados, te daré otra oportunidad. ¡Toma este chorizo y regresa mañana!
El muchacho salió de la casa shockeado pero dispuesto a pasar esa prueba que permitiria casarse con su amada.
Volvió al día siguiente. El padre de la novia lo estaba esperando ansioso por saber si habia aprendio la lección.
- Muy bien. -dijo el padre. - ¿Que hiciste con el chorizo?
El muchacho sacó pecho y le contestó:
- Bien, paso a relatarle:
con el piolín me hice unos cordones para mis zapatos,
luego saque el relleno de la piel y la herví, haciendo de esta forma una rica sopa.
El relleno extraído lo dividi en dos, una mitad se la di a los pobres y la otra la comparti con mi familia.
El padre estaba encantado de escuchar al joven, y exclamó:
- ¡Muy bien! ¡Muy bien! ¿Algo más?
El muchacho, contestó:
- ¡Si! A la piel del chorizo la use de forro, me la cogí a su hija... ¡y aquí le traigo la leche para su gato!
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